El presidente Alberto Fernández reveló que el Gobierno decidió frenar el ingreso de los argentinos que están varados en el exterior en el marco de la pandemia del coronavirus en buena parte del mundo y advirtió que “solo van a poder ingresar quienes tengan situaciones excepcionales”.
En una entrevista con el canal Telefé, Fernández contó que “por ahora hemos decidido no ingresar más gente. Le he instruido hoy al Canciller (Felipe Solá) para que ayude con recursos a los que están en el exterior para que podamos ordenar este tema”.
“En lo inmediato, salvo algún caso excepcional que lo justifique, van a tener que quedar esperando el momento del regreso. Por ahora los regresos están suspendidos, y la entrada por las fronteras también. Estamos tratando de reglamentar el ingreso de los mayores de 65 años. El resto que esperen un poco. Los iremos a correr cuando el riesgo argentino sea manejable”, resaltó.
Esta semana, la empresa Aerolíneas Argentinas informó que desde el 13 de marzo, fecha en que fuera anunciado por decreto presidencial el cierre de las operaciones regulares, fueron trasladados al país por la compañía de bandera más de 10.000 argentinos varados que fueron transportados desde zonas de riesgo.
Hasta la fecha, Aerolíneas tiene programadas 38 operaciones especiales con vuelos desde Río de Janeiro, San Pablo, Florianópolis, San Salvador de Bahía, Bogotá, Lima, Cancún, Madrid y Miami; de momento, fueron realizadas 27 del total.
“Estamos realizando un esfuerzo operativo sin precedentes. Todo el personal de Aerolíneas y Austral se encuentra absolutamente enfocado en la operación con unos estándares muy altos de profesionalismo pero también con mucho amor por lo que hacen”, explicó Pablo Cerani, presidente de Aerolíneas Argentinas.
Asimismo, Aerolíneas Argentinas se encuentra realizando una programación especial de vuelos de cabotaje que tiene por objetivo asegurar la conectividad del país tras el cierre de las operaciones regulares que rige entre el 20 y 31 de marzo y prevé un vuelo diario entre Buenos Aires y Córdoba, Iguazú, Mendoza, Neuquén, Rio Gallegos, Tucumán y Ushuaia. Así como también 3 vuelos semanales a Trelew y 4 vuelos a Comodoro Rivadavia.
Hace unos días, en tanto, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, recibió en la Base Aérea El Palomar a los dos aviones Hércules C-130 que formaron parte del operativo que trasladó a 140 argentinos que habían quedado varados en la ciudad de Lima, Perú. La misión, considerada como “de asistencia humanitaria, fue planificada logísticamente por el Ministerio de Defensa a requerimiento de cancillería argentina”, informó la cartera de Rossi.
“Viajé con mi mujer el 6 de marzo a Paracas (Perú) de vacaciones. La primera semana estuvo buenísima, pero después se desató en todo el país el coronavirus. Volver en un Hércules es el sueño que muchos tienen, y me tocó cumplirlo de esta manera”, dijo a la agencia Télam Gabriel al descender del avión, uno de los argentinos retornados.
Los vuelos, de más de seis horas de viaje, y que llegaron con pocos minutos de diferencia, a las 20,28 y 20,50, trajeron a 70 pasajeros cada uno, y fueron recibidos por el ministro de Defensa, el jefe del Estado mayor del Fuerza Aérea, Xavier Isaac y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Juan Martín Paleo.
Previo a emprender el viaje de regreso desde Lima, cada uno de los argentinos realizaron dos controles médicos en los que se les tomó la temperatura. Además, en cada avión viajaba un médico como parte de la tripulación para asistirlos en caso de ser necesario.
Según informaron voceros del Ministerio de Defensa de la Nación, ningún pasajero mostró síntomas de coronavirus. Luego del aterrizaje, los pasajeros completaron un formulario en carácter de declaración jurada sanitaria, como dicta el protocolo actual para quienes llegan desde el exterior.
Entre los regresados había familias, adultos mayores y varios jóvenes. Todos se mostraron calmos y con predisposición a las órdenes impartidas por el personal de Migraciones y personal de la Fuerza Aérea. Entre el equipaje de mano mandaban mochilas, bolsos y estuches de guitarras. En su mayoría utilizaron barbijos y respetaron el metro de distancia previsto en el protocolo, a la espera de ser atendidos.