Nací en Monteros, soy único hijo, y viví en la casa de mi abuela materna, que quedaba cerca del Hospital Gral. Lamadrid. Luego, a los 8 años, nos fuimos a vivir a la casa de mis padres; él era de El Cercado y trabajaba en la agencia Renault, y mi mamá de Monteros, era enfermera del Hospital.
Fui a la Escuela Normal, desde el jardín infantes hasta quinto año, y allí hice la mayoría de mis amigos que conservo hasta el día de hoy. Jugué al futbol en el Club Sarmiento, que quedaba cerca de mi casa (y continúo haciéndolo), y después me volqué al vóley, primero con Social Monteros después a Monteros Vóley.
Cuando terminé la secundaria decidí seguir estudiando la carrera de Ingeniera Industrial. A pesar de que por situaciones personales me faltaron siete materias para terminar, luego entendí que podría haber elegido Abogacía por mis condiciones personales. A los 28 años, después de la muerte de mi padre, volví a Monteros ya estando casado y con dos hijas chicas. Hasta ese momento, ya había trabajado en distintos lugares dentro de la provincia.
Mi experiencia laboral inició a los 18 años. Primero trabajé en la inmobiliaria “Serrano” de San Miguel de Tucumán, y al tiempo, en la fábrica textil “Graffa”. Me llamaba la atención el comercio, relacionarme con las personas. Al tiempo surgió el emprendimiento de poner una bicicleteria, y en el año 1993 – 1994 se da inicio formalmente de la misma. Mi interés nació al comparar los ingresos que obtenía como empleado de una empresa y lo que podía ganar como comerciante, y así, tome la decisión de emprender este desafío. Siempre quise crecer en el rubro; comencé en Famaillá, luego Monteros y Juan Bautista Alberdi. Hasta el día de hoy, el local de venta de bicicletas incluye la venta de motocicletas y continúa siendo la principal fuente de ingresos de mi familia.
Anteriormente, en Concepción, tenía un emprendimiento que se llamaba “Concepción Gomas” pero con la hiperinflación del año 1986, y en un momento difícil a nivel país, muchos emprendimientos que tuvieron que cerrar. “De esas experiencias, aprendí a ser previsor, a saber que se debe tener cuidado en el manejo de los recursos y el tiempo”.
El deporte es una de mis pasiones, siempre que pude colaboré, en lo privado con el comercio familiar, a los deportistas, y en mi espacio dentro de la administración pública, trabaje a la par de las distintas organizaciones para que los deportistas y las instituciones puedan crecer. “El deporte es una de las actividades más importantes de contención para las generaciones próximas. Monteros se merece seguir creciendo con proyectos inclusivos destinados para mejorar la calidad de vida de sus vecinos y ser una potencia en la provincia, la región y el país”.
En los 90, fui miembro y socio de la Unión Comercial Industrial de Monteros, donde se hablaba de política y de la situación económica de los comercio de la zona. Un día, se dio la posibilidad de que uno de los miembros que participaba de las reuniones, nos representara en el Concejo Deliberante, y por mi buena relación con la parte institucional de Monteros, me hicieron la propuesta; primero no estaba en mi mente ni en mis proyectos, luego de un tiempo de pensarlo, acepté y la personas me apoyaron, hubo 106 listas a concejal y una de las 10 personas elegidas fui yo, desde ahí, en el año 1999, comencé a trabajar en la política.
Hoy en día, sigo viviendo en Monteros con mi mujer, Soledad, y tengo cuatro hijos, Andrea, Silvana, Alejandro y el más pequeño, Valentino, que crecieron en Monteros y me gustaría que siempre recuerden y sientan el cariño por mi ciudad natal.
“Monteros significa mucho para mí, viví ahí momentos que marcaron mi vida y es el lugar donde disfruto de cada rincón, de cada momento. No me gusta estar más de diez días afuera, siempre quiero volver a mi lugar”.