Cuatro jóvenes fueron trasladados en helicóptero a un hospital cercano y otros dos lograron dejar la zona inundada. El mensaje de Trump.
Seis de los 12 chicos atrapados junto a su entrenador en la cueva Tham Luang Nang Non, en Tailandia, fueron rescatados en la mañana de este domingo (hora de Buenos Aires), informaron autoridades y medios locales.
Según confirmaron medios locales, para las 10 hora argentina, 4 chicos ya habían sido trasladados en helicóptero al Chiangrai Prachanukroh Hospital, mientras que otros 2 se encontraban en la denominada “tercera cámara” de la caverna, lejos ya de la zona inundada.
“Están seguros y bastante bien“, dijo un jefe de la policía local a la televisión británica según la agencia ANSA.
El operativo se aceleró con el correr de las horas y los rescates comenzaron antes de lo previsto, lo que alienta las posibilidades de que todas puedan ser rescatados sanos y salvos.
“Dos niños salieron de la cueva. Otros dos saldrán dentro de poco”, sostuvo en tanto a la agencia AFP Kongcheep Tantrawanit, portavoz del ministerio de Defensa. Minutos más tarde, otro de los chicos también fue sacado del lugar.
At least 2 boys to be airlifted by helicopters to Chiangrai Prachanukroh Hospital from#ThamLuangRescue, one of them believed to be Mongkol Boonpiem, 13. pic.twitter.com/8l7M1daeCD
— Bangkok Post (@BangkokPostNews) July 8, 2018
El sitio Bangkok Post informó que el primero de los chicos en salir de la cueva es Mongkol Boopien, de 13 años. Su rescate se produjo a las 8:20, hora argentina.
Pasadas las 10 hora argentina, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó a través de su cuenta oficial de Twitter que estaba colaborando “estrechamente con el Gobierno de Tailandia para ayudar a sacar a todos los niños de la cueva y ponerlos a salvo”.
The U.S. is working very closely with the Government of Thailand to help get all of the children out of the cave and to safety. Very brave and talented people!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 8, 2018
Por su parte, la embajadora argentina en Tailandia, Alicia Sonschein, no descartó que Argentina brinde ayuda en las próximas horas.
“Por el momento no, pero no descarto que así lo haga porque nuestro país es un país muy solidario y tenemos el cuerpo de Cascos Blancos. Aquí el equipo que trabaja es de buceadores internacionales que se han unido al equipo de la marina tailandesa, que son totalmente entrenados y especializados. Fue una operación contra reloj”, sostuvo en declaraciones a TN.
Los expertos en espeleología consultados por Clarín comparan la cueva de Tham Luang Nang Non, la cuarta más larga de Tailandia, con una esponja. “Tiene filtraciones que hacen que el agua de lluvia inunde las cámaras y pasadizos, y no se desagote rápido porque la entrada está a cuatro kilómetros”.
Con esa imagen se explica la estremecedora lucha contra el tiempo y el agua para el rescate de los 12 chicos y el entrenador de fútbol atrapados en las profundidades de Chiang Rai. Las bombas lograron bajar el nivel del agua -aunque no hasta lo ideal- y se abrió una ventana de “tres o cuatro días” antes de que nuevas tormentas aneguen la salida.
“Los chicos pueden caminar ahora en muchas partes. Es el momento mas adecuado para sacarlos”, explicó Narongsak Ossottanakorn, exgobernador y uno de los voceros de la operación, que ya se ejecuta.
El plan se puso en marcha a las 8 de la mañana de Tailandia (10 de la noche del sábado en Argentina). Es que la amenaza son las lluvias monzónicas, que mostrarán su ferocidad en los primeros días de la semana que viene. Si aumentan el nivel del agua en los canales internos, no sólo complicaría la salida buceando por las corrientes, también podría inundarse el lugar en el que permanecen desde hace 15 días y quedar confinados a un espacio mínimo. Si no los tapa por completo.
El otro punto que preocupa a las autoridades es la calidad del aire en la cueva: la cantidad de oxígeno bajó en las últimas horas hasta un 15%, cuando se estima que con 21% todos pueden respirar normalmente.
Los rescatistas, 13 extranjeros y 5 tailandeses, “son los mejores” para realizar la evacuación, aseguró el portavoz, que precisó queesperan que el primer menor salga de la cavidad durante la noche del domingo.
Además, ya se sumaron a los equipos de rescate los ingenieros de las empresas del magnate Elon Musk, para explorar la posibilidad de construir un túnel para el salvataje de los atrapados. “El agua puede llegar a ellos, lo que, en el mejor de los casos, puede reducir el espacio seco donde están a menos de 10 metros cuadrados”, dijo Osatanakorn.
Como aseguró la cadena ABC News, a partir de un documento interno del gobierno de Estados Unidos, la Marina de Tailandia, con el apoyo de buceadores internacionales, informaron a los mandos militares del país, funcionarios del Ministerio del Interior y al ex gobernador tailandés su propuesta de operación para evacuar a los trece. Antes, lo supo el primer ministro, Prayuth Chan-Ocha.
Al respecto, Luis Hernán Carabelli, espeleólogo argentino y miembro de los Cascos Blancos, aseguró a Clarín que en toda su experiencia jamás tuvo que bucear en condiciones tan extremas como estas. “Nunca tuve que sacarme el chaleco y llevar el tanque por delante por un pasadizo tan estrecho. Pero los chicos pueden aprender mucho más rápido que nosotros. Aunque si entran en pánico bajo el agua, sería fatal”, advierte.
Los buceadores de la Marina enseñaron a los chicos las nociones más básicas del buceo. Pero la mayoría ni siquiera sabía nadar cuando entraron en la cueva. Y vale recordar que estuvieron 9 días en la oscuridad total y sin comer, antes de ser encontrados, el 2 de julio, por dos buzos británicos.
El 23 de junio, después de un entrenamiento de fútbol, para celebrar el cumpleaños de uno de ellos, por una aventura o para ponerse a resguardo de la lluvia, y pese a que se desaconseja entrar en época de monzones, los 13 dejaron sus bicicletas y se adentraron en la cueva y quedaron atrapados por la inundación.
El tramo más temido tiene forma de “U” que en su punto más estrecho apenas mide 70 centímetros de ancho por 38 de alto. El riesgo del trayecto quedó en evidencia este viernes, con la muerte de uno de los buzos voluntarios. El hombre, de 38 años, se quedó sin oxígeno en el camino de vuelta. A un buzo experimentado le lleva once horas el trayecto de ida y vuelta. Él estaba llevando tanque de oxígeno para los chicos. Una maniobra muchísimo más sencilla que la de tener que llevar a un adolescente que no sabe nadar hasta la salida de la cueva.