La cuarta audiencia del juicio contra José Alperovich tuvo un fuerte trasfondo político, ya que parte de los testigos aseguraron que la denuncia se trató de una “campaña” para desprestigiar al exgobernador, pero además sacó a la luz un impactante testimonio de una exempleada que reveló las “actitudes misóginas” que el acusado habría ejercido con las mujeres de su equipo de trabajo
Ayer les tocó declarar a cuatro personas clave en el entorno de Alperovich, acusado en una causa por abuso sexual, de poder y autoridad contra su sobrina, la cual fue iniciada en 2019.
El imputado miró el debate desde su casa, a través de una plataforma virtual. En medio de la audiencia se lo vio tranquilo: tomando mates y, de ratos, fumándose un cigarrillo. La víctima no estuvo presente, ya que cursa un avanzado embarazo y prefirió resguardarse.
Declaración de su directora cinematrográfica
La declaración más contundente, sin dudas, la dio Sofía Reynoso de manera remota. Fue la última testigo en responder las preguntas de las partes, pero la que dejó muchas frases que generaron un impacto en la sala del Tribunal Oral en lo Penal N°29 de CABA.
La joven es directora cinematográfica y trabajó con Alperovich durante la última campaña a gobernador, a través de una agencia de marketing. Su función era hacer spots publicitarios, realizar material audiovisual y estar en las entrevistas televisivas que hacía.
“Yo especialmente tenía que mostrar una persona humana de él, pero se me dificultaba cuando había mujeres. Fue difícil, en varias ocasiones. Yo le pedí por favor que mirara a los ojos a las mujeres, porque la mirada siempre se iba para abajo”, declaró Reynoso en su primera intervención.
Después contó dos situaciones incómodas que pasó en primera persona con quien en ese momento era su jefe. Una de ellas fue durante una salida al interior de Tucumán, donde iban a recorrer los pueblos y a sus habitantes. Según su testimonio, el exsenador le dijo: “Cuándo me vas a dar bola, tengo una casa en la montaña para que nos vayamos”. Ella no le respondió.
“Tengo ganas de hacer el amor con la cumpleañera”
En otra oportunidad, recordó: “Estábamos en una visita con un emprendedor y alguien le hizo saber que era mi cumpleaños. Cuando salí a la calle, él salió atrás mío, me abrazó fuerte y me dijo ‘tengo ganas de hacer el amor con la cumpleañera’”.
“Con estos comentarios yo sufrí incomodidad. Medio que lo dice en broma, pero no lo dice tan en broma. A partir de ahí, mi actitud cambió. Cuando me hablaba yo directamente no le contestaba o lo evitaba”, agregó.
También reveló un momento en el que el exgobernador le dio un beso en la boca a una mujer en un acto. “Ver esa imagen me impactó, porque se aprovechó de que una mujer le estaba mostrando su afecto por todo lo que hizo en la provincia. Pero él la agarró de la cara y le dio un beso”, dijo.
La joven aseguró que “ejercía una actitud misógina con las mujeres”, también tenía “mucho poder” y que era influenciado por su entorno, ya que “estaban legitimando su comportamiento”.
La testigo dijo que él siempre estaba rodeado de hombres “que no le decían nada”, o que naturalizaban sus actos. “Todos me decían ‘es una persona grande, ya no puede cambiar’. Siempre me hizo ruido porque una cosa es ser chapado a la antigua y otra cosa es tener una actitud misógina con las mujeres”, sostuvo.
La declaración de la hija de Alperovich
Una de las personas que apañaba al acusado en sus dichos machistas era Beatriz Mirkin, según declaró Reynoso. “Ella estuvo en muchas salidas con él y es difícil no darse cuenta de la actitud que tenía con las mujeres. Decía ‘no lo van a cambiar, él es así’”, aseguró.
Justamente Mirkin fue una de las testigos que declaró en la jornada de este jueves. La exsenadora y candidata a vicegobernadora en la campaña de Alperovich en 2019 sostuvo que la denuncia por abuso “fue una campaña orquestada por la oposición para matarlo política, familiar y personalmente”.
Beatriz Mirkin declaró en el juicio y defendió a Alperovich
A pesar de “haber militado durante 40 años el feminismo”, tal como dijo personalmente la aliada del exgobernador, prefirió creerle a su “jefe político” en vez de a una presunta víctima de abuso.
“Mi jefe político era Alperovich, compartimos gobierno y además la campaña del 2019. Se me acercó y me pidió ser vicegobernadora. Yo acepté porque me interesaba dar esa batalla de los derechos de las mujeres dentro del gobierno de Tucumán”, contó.
Sobre Alperovich, expresó: “Él primero escucha y después opina. Lo recuerdo como una persona agradable y que no pedía cosas imperativamente”. Consultada por la defensa sobre el trato con las mujeres del equipo, dijo: “No vi ningún trato diferente, ni situaciones impropias”.
Sin embargo, contó un detalle que llamó la atención de la querella. “Cuando íbamos en la combi de gobernación, iba mirando mujeres por la ventana y diciendo ‘mirá qué buena está esa mina’. Pero yo qué le voy a decir, iban hablando cosas de varones, no me iba a meter”, manifestó.
Por su parte, Sara Alperovich, hija del acusado, también habló ante el juez Ramos Padilla. La mujer fue en la misma línea que Mirkin y aseguró que la denuncia por abuso sexual fue hecha para arruinarle la carrera política e insistió en que se trató de “una campaña en su contra”.
La testigo dijo que “nunca vio una situación rara” entre su papá y la asesora, con quien además de ser compañeras, eran “muy amigas” y tenían “una relación de mucha confianza”. Sin embargo, tras ventilarse los hechos, se distanciaron.
Sobre la denuncia contra su padre, la testigo contó: “Había rumores de los supuestos hechos, pero no nos enteramos por ella. Qué casualidad que justo hizo la denuncia en el día de la no violencia contra la mujer, en medio de una campaña política contra nosotros”.
Sara Alperovich detalló ante el juez que la joven estaba en pareja con un hombre “violento que le hacía escenas de celos por todo”. Se trata del concejal en San Miguel de Tucumán, en el espacio de Osvaldo Jaldo, David Mizrahi.
A partir de esta supuesta violencia que vivió con el hombre, dijo que la denunciante pasó por un “cambio físico rotundo” y que tuvo que ir a terapia. Este vínculo, según contó Sara Alperovich, habría sucedido entre el 2018 y 2019.
“Yo le recomendaba que fuera a terapia, que tratara de salir de ese vínculo tóxico y que cortara porque la iba a perjudicar. La veía flaca. Cuando cortó ella tuvo una recaída física tremenda. Llegaba tarde a trabajar o no iba y trabajaba por teléfono porque su novio no la dejaba ni siquiera que se comunicara con mi papá. Se la notaba mal por la violencia de género y el maltrato que sufría”, expresó.
Sara Aperovich fue muy dura con su prima: “Le destruyó la carrera política a mi padre y a mí también. En todos lados decían que cómo la hija de un violador iba a ser secretaria de la Mujer”.
Declaró el papá de la denunciante
El papá de la denunciante, primo hermano del acusado, reveló que “mucha gente del entorno de Alperovich” lo llamó para intentar frenar el juicio. El médico cirujano y productor musical viajó desde Tucumán para contar su versión.
“Tuvimos una infancia muy cercana con mi primo. Siempre fuimos cercanos, yo lo acompañé durante su campaña. Yo creía que era una buena persona, pero el tiempo lo fue transformando y cambió su personalidad. La política y el poder le comieron la cabeza”, expresó ante el juez.
“Yo soy un cirujano, me levanto todos los días para hacer el bien, mi función es dar y prolongar vida. Cuando me enteré de todo me perforó el pecho, el alma y el corazón. Volví a fumar después de cinco años. Ella (mi hija) se merece que yo esté acá. Y quiero dejar en claro que no es no”, agregó.
“Cuando mi hija terminó de estudiar le pedí a un familiar que le diera una mano con algún laburo. Al tiempo ella me dijo que iba a empezar a trabajar con mi primo. Yo sabía cómo era la política, pero le dije que se quedara tranquila porque estaba al lado de su tío, qué iluso fui. Me arrepiento de eso, de confiar”, aseguró.
El médico cirujano admitió que parte de su familia le pidió que frenara la denuncia. “Hubo gente que me quiso contactar. El yerno quiso hablar conmigo y tuvimos una linda charla. Me pidió que buscara la forma de parar la situación. Le dije que la que tomaba las decisiones era mi hija. Yo solo estoy para acompañarla y voy a hacer lo que ella me pida”, sostuvo.
También reveló que quiso hacer justicia por mano propia. “A partir de ese día no me contacté más con él (Alperovich) porque en ese momento hubiera sido un acto de salvajismo total. No era conveniente hacerlo porque podría estar preso. Hasta el día de hoy no le volví a ver la cara”.
Consultado acerca de cómo se encontraba su hija al momento de contar los hechos, declaró: “Estaba destruida. No dormía, no comía, bajó mucho de peso. No era ella, estaba fuera de sí. Mi meta era salvarla, que pudiera estar bien. Con el paso del tiempo ella pudo recomponerse. Cuando volvió a reír, yo supe que se sanó gracias a Dios”.
“En Tucumán nos conocemos todos y la condena de él es social, porque no pisó más una calle. En cambio, yo nunca me escondí, porque esas piedras no estaban en mi mochila. Esto arrastró a muchas familias, nunca más me pude acercar aparte de la familia. Yo amaba a mi tía (la mamá de Alperovich)”, agregó sobre el conflicto familiar que se generó a partir de los abusos.