En un fallo inédito un adolescente tucumano de 13 años se convirtió en el primer hijo adoptante de sus padres del país. Utilizando lenguaje simple la jueza Mariana Rey Galindo, del Centro Judicial Monteros, flexibilizó las normas procesales para que un niño adopte de “manera plena” a quienes se hicieron cargo de él desde el inicio su vida.
“Hola Pablo – el nombre del adolescente se mantiene en reserva – , voy a contarte qué es lo que decidí sobre lo que vos me pediste cuando tuvimos nuestras charlas. En primer lugar quiero recordarte que tenés derecho a conocer y entender lo que significa esta decisión, que he respetado tus opiniones y las he tomado muy muy en serio”.
Usando un lenguaje sencillo y directo, la jueza Mariana Rey Galindo, a cargo del Juzgado Civil en Familia y Sucesiones Única Nominación del Centro Judicial Monteros, le comunicó al adolescente cómo canalizó su deseo de ser hijo de su papá y de su mamá.
Así, Pablo se convirtió en el “primer niño adoptante de padres del país”. Esta historia comenzó cuando debía estampar su nombre en la camiseta del club de fútbol en el que jugaba y la Liga Tucumana de Fútbol no le permitió hacer uso del apellido con el que él se identificaba, porque no figuraba en su documentación.
No podía criarlo
Pablo, que nació en Buenos Aires, fue entregado por su mamá biológica a su hermana y su marido al no poder criarlo por falta de recursos económicos. A su vez, posee dos actas de nacimiento, una con el apellido de su mamá y otra con el de su padre biológico, quien tiempo después de nacer lo reconoció como propio. En su DNI figuraba el apellido de la madre, que no es el apellido con el que él se identifica: sino el de su papá adoptivo.
fuente; direcciondecomunicacionpublica