Escritores contra la pandemia | Tremendo poema de Marx Bauzá compartimos en este inicio de fin de semana para aquellos que les gusta despuntar el vicio de la buena poesía y para los seguidores de este generoso poeta tucumano.
Todos los días nace una revolución
Todos los días
nace una revolución.
Ahí viene ella,
da un giro de emoción
como Maya Plisétskaya
en el Bolshói,
salta hacia el abismo como Yves Klein
y se hace cielo o se hace bandera
en las manos de las costureras
que siguen las instrucciones de Manuel Belgrano.
Ella surge
urgente
mientras el Che Guevara
recita a Rubén Darío
y su Marcha Triunfal
en medio de la selva boliviana.
Ahí está otra vez con Camilo y con Fidel
caminando por la playa
rumbo a la victoria.
Ahí está entre los estudiantes y obreros
dando vueltas por París
con sus graffitis
y la imaginación al poder
en las voces de
Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir,
a través del megáfono,
en revueltas callejeras.
Nace en el pecho de los que eligen
ser solidarios con el otro,
ahí en los barrios marginados
donde habita la pobreza y el desasosiego.
Habita en las manos de las que cocinan
para luchar contra el hambre,
en los comedores.
Ahí está.
Late en las palabras de un poema
transcritas
una a una
de memoria
sobre el papel
mientras algún soldado
carga su fusil para darte muerte, comandante.
La veo.
Vive eternamente
en esa imagen de Korda
donde mirás intrépido al horizonte,
como si fuera el anverso
de esa pintura de Caspar David Friedrich
donde el caminante se detiene
sobre un mar de nubes.
Está.
Emerge fugaz
en el humo de un habano
disipándose
entre pensamientos
o en la sonrisa de un niño
que accede a más y mejores oportunidades
con un estado presente,
de la mano de Juan Domingo Perón o de Evita.
Respira en la rebeldía juvenil
y en las remeras de los que cantan y agitan
canciones de Los Redondos
en un pogo
mientras el mundo sigue su marcha
hacia el abismo.
Todo el tiempo
nace una revolución.
Ahí está,
en el gesto del doctor Plaza
rescatando a Rubén Darío
de su vida profana
en medio de una epidemia de fiebre amarilla,
ayudándolo a conectarse
consigo mismo,
llevándolo
a la Isla Martín García
para que escriba tranquilo
y escriba mucho,
entre otros poemas
su famosa Marcha Triunfal
que publicará un editor
en un libro glorioso
homenajeando la revolución de Mayo
que recitará en voz alta
una y otra vez
el padre de Ernesto Guevara de la Serna
hasta que pregne en la memoria
del niño
y vuelva
alucinada
como los poemas de José Martí
anunciando
una revolución.
Marcos Bauzá