A raíz de los apremios que sufrió el joven Eduardo Herrera en Yerba Buena, por parte de la Guardia Urbana Municipal (GUM), la Legislatura tratará un proyecto de ley para limitar el accionar de esas fuerzas municipales. La justificación de los golpes por parte de funcionarios de Mariano Campero potenció la aflicción entre los vecinos de la “Ciudad Jardín”.

La trascendencia del caso del joven que sufrió apremios por parte de la Guardia Urbana Municipal (GUM) de Yerba Buena, y sus consecuencias, aún no han sido merituadas por las autoridades de esa ciudad. Una de las repercusiones es la presentación de un proyecto de ley en la Legislatura, impulsado por legisladores oficialistas y opositores, para limitar el accionar de ese tipo de fuerzas y generar una normativa clara al respecto, para evitar este tipo de situaciones en los municipios que las tienen.
La noticia fue dada a conocer por primera vez en la versión digital de Diario Cuarto Poder y luego se multiplicó en las redes sociales. En la madrugada del domingo 17 de junio, Eduardo Herrera, de 29 años, un estudiante de abogacía al que le quedan dos materias para recibirse, y que trabaja en la administración pública, regresaba a su casa empujando su moto junto a una joven con la que había estado reunido en un bar de avenida Aconquija al 1.400.
“De pronto me aparecieron tres vigías con el rostro cubierto con pasamontañas exigiéndome los papeles de la moto. Me negué a dárselos porque ellos no se querían identificar y como estudiante de Derecho sabía que no estaba obligado a entregárselo”, contó.
“Cuando vinieron los policías de verdad, les mostré los papeles que tenía y ellos confirmaron que el rodado estaba en regla”, dijo.

Violencia injustificada
En un momento intentaron por la fuerza subir la moto a una camioneta, a pesar de que ya había mostrado los papeles. Y al tratar de impedirlo comenzaron a pegarle entre varios y hasta dijo que le pusieron una escopeta en la cara, cabe recordar y resaltar que Yerba Buena es la única jurisdicción tucumana en donde los agentes urbanos tienen armas, que disparan postas de goma con una fuerza de impacto de 80 kilogramos, lo suficiente para causar una herida mortal si es disparada a corta distancia sobre una zona vital como el pecho o cabeza. De esta forma esta más que demostrado que estos agentes están utilizando de manera irresponsable armamento que no deberían tener en sus manos. Lo peor de la situación fue que en lugar de tratar al joven como la verdadera victima, Herrera terminó aprendido cuando el personal de la Guardia Urbana Municipal (GUM) lo trasladó a la comisaría. Allí, Castro, jefe de la URN, dijo que las actuaciones fueron realizadas por personal del GUM y que en base a ello consultaron a la fiscalía, que dispuso que Herrera fuese aprehendido. “Les dijimos a los familiares que una vez que él se ponga en condiciones, podría hacer la denuncia”, destacó el comisario, aunque sí le tomaron la denuncia a Mauricio Argiró, secretario de Seguridad de Yerba Buena.
Herrera permaneció aprehendido en un calabozo de la comisaría. A la tarde fue llevado a tribunales para que prestara declaración en la fiscalía de Arnoldo Suasnábar. Luego de declarar, fue dejado en libertad. “La situación que viví es humillante. Me pararon en la calle personas con uniformes camuflados, con los rostros tapados con sus pasamontañas y sin ningún tipo de identificación. ¿Cómo creen que se les pueda entregar documentos si no se sabe quiénes son ellos? Me lastimaron la cara, las piernas y en el pecho tengo hematomas de los golpes que me propinaron con las cachiporras. Eso quedó asentado cuando me revisó el médico de la Policía”, explicó.
Es más que evidente que ningún vecino debe pasar por una situación así nunca más y los responsables de ejercer la fuerza de manera indebida deben ser castigados. Además, esta fuerza no esta autorizada para ejercer fuerza física sobre un inocente y mucho menos privarlo de la libertad.

La iniciativa legislativa
Ante la clara necesidad de establecer controles sobre las fuerzas no policiales que empezaron a proliferar, de las cuales ya se han denunciado múltiples irregularidades, la Legislatura tucumana decidió tomar cartas en el asunto a fin de preservar el bienestar de los ciudadanos. Los legisladores que impulsan la iniciativa son Ariel García, Fernando Juri, Javier Pucharras, Julio Silman y Raúl Albarracín, entre otros
El detonante fueron los apremios ilegales, que generaron lesiones al joven, quien en la madrugada del domingo día del padre, caminaba con su motocicleta junto a su novia.
La actitud de los funcionarios de Yerba Buena, en especial el secretario de Seguridad, Mauricio Argiró, quien justificó los golpes al muchacho, fue lo que preocupó a los parlamentarios, tanto opositores como oficialistas, quienes avanzan en una norma que establezca parámetros claros en lo que hace al campo de acción y las limitaciones a este tipo de fuerzas municipales.
El secretario de Seguridad Mauricio Argiró aseguró: “Fue un operativo normal, no hubo nada malo”, si para el funcionario darle una golpiza a un vecino inocente no es “nada malo” estamos en el horno. Otra de las frases polémicas de Argiró fue: “Sí es cierto que el personal tenía cubierta su cara con pasamontañas, pero es para protegerse del frío que sienten cuando transitan en motocicletas” lo que es casi una burla, un funcionario público, llámese guardia urbana o Mauricio Argiró debe atender sus funciones a cara descubierta ¿Acaso estamos en Venezuela?
Otra de las razones para la implementación de controles fue la falta de respuesta del municipio de Yerba Buena a un pedido de informe del presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara legislativa, legislador Fernando Valdez
Yerba Buena fue el único municipio que no remitió la información, pese a que el intendente Mariano Campero dijo que sí lo había hecho. Otra de las mentiras de un funcionario que hace agua por todos lados y es un fiel representante de un espacio político que llegó al poder valiéndose de mentiras como la quita de impuesto a la ganancia, pobreza cero y cientos de falacias, si estos muchachos fueran Pinocho ya tendríamos leña para rato.

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