El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, abundó este martes sobre su intención de suspender la inmigración al país como consecuencia de la pandemia de coronavirus, indicando que extenderá la medida durante al menos 60 días y la prorrogará o no basado en el estado de la economía en ese momento.
“Al pausar la inmigración ayudaremos a los americanos a estar primeros en la fila para conseguir trabajo una vez que Estados Unidos vuelva a abrir. Sería injusto para quienes fueron despedidos que luego fueran reemplazados por un inmigrante traído desde el extranjero. Tenemos que cuidar a los trabajadores americanos”, expresó Trump durante la conferencia de prensa por el balance diario sobre la pandemia.
El mandatario luego especificó que la medida aplicará a aquellos que busquen la residencia permanente (green card, o tarjeta verde) y “no aquellos que entran por un tiempo determinado”. No obstante, expresó: “En el futuro, examinaremos qué medidas adicionales relacionadas a la inmigración deberíamos implementar para proteger a los trabajadores estadounidenses. Los vamos a proteger cada vez más”.
Y advirtió que esta suspensión de la inmigración se podría seguir prorrogando: “Veremos dónde estamos con la economía y espero que tenga una decisión muy fácil de tomar. Espero que la economía esté bien para entonces. Podría ser por 30 días o mucho más de 60 días”.
“Hay una orden secundaria que restringiría la inmigración aún más. No la van a firmar mañana pero está en consideración”, concluyó.
Trump había anticipado la medida el lunes por la noche con un mensaje que publicó en su cuenta de Twitter. “Ante el ataque del enemigo invisible, junto con la necesidad de proteger los trabajos de nuestros grandes ciudadanos estadounidenses, firmaré una orden ejecutiva para suspender temporalmente la inmigración a los Estados Unidos”, expresó el jefe de Estado.
El gobierno de Estados Unidos ya ha implementado restricciones a la inmigración durante la pandemia, que ha dejado más de 42.000 muertos y 786.000 casos en el país.
El pasado 18 de marzo comenzó a negar la entrada al país a los solicitantes de asilo en base a una norma que permite prohibir la entrada de personas “de países o lugares” pertinentes cuando el director de Salud Pública de EEUU determine que hay “peligro grave” de que se “introduzca” en el país una “enfermedad contagiosa”.
El impacto de la pandemia en la actividad económica del país, en tanto, es tangible y supera las expectativas de los analistas más pesimistas. El pasado 16 de abril el departamento de Trabajo reveló que 5,2 millones de personas solicitaron beneficios de desempleo la semana anterior, lo que eleva el total de nuevas solicitudes a 22 millones en cuatro semanas.
Es más del 13% de una fuerza de trabajo de 159 millones de personas, un incremento sin precedentes en un período tan corto. Si antes de la crisis la desocupación rondaba el 3,5%, es fácil prever que a fin de mes podría alcanzar e incluso superar el 20%, un número que no se veía desde la Gran Depresión de los años 30.
Los pronósticos de la actividad económica proyectan caídas igualmente abruptas. Goldman Sachs estimó una disminución secuencial del PIB real del 34% para el segundo trimestre sobre una base anualizada y una caída del 9% para el primero, según su econoista jefe Jan Hatzius.
Las cifras de desempleo muestran un colapso aún mayor en la producción y el mercado laboral de lo que Goldman esperaba anteriormente, que Hatzius escribió “aumenta el espectro de efectos de segunda ronda más adversos sobre los ingresos y el gasto un poco más adelante”.
El impacto económico de la pandemia ha generado enfoques contrastantes respecto de como abordar las medidas de confinamiento social -su causa excluyente- durante las próximas semanas. Mientras que un grupo de gobernadores han comenzado a flexibilizar sus restricciones o anunciado su intención de hacerlo, otros enfatizan la necesidad de continuar con ellas para no poner en peligro el progreso logrado.
Trump ha alentado a los primeros, llamando el viernes a “liberar” algunos estados dirigidos por gobernadores demócratas, y señalando el sábado que “algunos gobernadores habían ido demasiado lejos”.