Las imágenes que llegaron desde Venezuela en los últimos cinco meses fueron alarmantes. Capaces de conmover a cualquier persona. La brutal represión del régimen militar de Nicolás Maduro contra la población civil, que dejó más de 150 muertos, provocó el repudio y rechazo de gran parte de la comunidad internacional. Más allá de las condenas de presidentes y organismos regionales, la sociedad latinoamericana también fustigó la violación a los derechos humanos en el país caribeño.
Tal es el caso de un joven argentino de 19 años quien, sin tener relación alguna con Venezuela, decidió viajar para unirse a la resistencia opositora. En diálogo con Infobae, “El argentino”, como lo llamaban en el país caribeño y quien pidió hablar bajo anonimato, compartió su historia.
“No conocía a nadie de Venezuela. Prácticamente no sabía nada; lo poco que sabía era de Chávez, y lo que estaba pasando en estos meses”, comentó, al tiempo que remarcó que luego de ver en la televisión las imágenes de las protestas y la sangre que derramaban las fuerzas chavistas le nació la necesidad de ayudar al pueblo venezolano acompañando en las calles.
“Tenía una postura clara de que quería ir y ayudar. Era una inferioridad tremenda a la que se enfrentaban”, aseguró “El argentino”, quien luego de vender un auto que le dejó su padre logró reunir el dinero para viajar a Venezuela.
Así es como se contactó con la gente “de la resistencia” y le transmitió su intención de unirse.
En cuestión de días armó los bolsos, y con el apoyo de su familia, emprendió viaje para decirle “basta” a la dictadura de Maduro.
Desde el primer día que llegó a Caracas se unió a las protestas. El primer punto fue la autopista Francisco Fajardo, una de la zonas donde más represión hubo por parte de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
“Cada uno llevaba su equipamiento”, sostuvo el joven de 19 años. El mismo constaba de un casco de obrero, máscara anti gas, y una capucha para taparse la cara. “Los que levantaban las bombas lacrimógenas también usaban guantes”, detalló.
“El argentino” contó que en cada jornada de manifestaciones la intención era llegar a los puntos convocados por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Pero muchas veces la represión complicaba esa posibilidad.
A él nadie le contó cómo fue la violencia chavista durante los últimos meses. La vivió en primera persona, y arriesgando su vida. Sin tener ningún tipo de relación de amistad, familiar, y mucho menos política. Entre las imágenes más impactantes que se llevó de Venezuela fue ver cómo los agentes de la GNB disparaban a las mujeres o el día que vio cómo los paramédicos se llevaban en una moto a un manifestante muerto.
Reconoció que más que miedo, lo que sintió en todo momento fue “adrenalina”. Pero en los casi tres meses que estuvo, sí hubo momentos de temor. Como el día que se movilizó hacia la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).
“Cuando pensé que me podían matar, y me acordé de toda mi familia, es cuando estábamos marchando a Conate. Se rumoreaba que había colectivos en la zona; se veía una cantidad importante de motos. Al final no estaban. Fue una confusión tonta, pero cuando se habla de colectivos se sabe que van a tirar plomo y a matar”, narró “El argentino”.
“Cuando pensé que me podían matar, pensé en toda mi familia”
Hay que tener en cuenta que los miles de venezolanos que se movilizaron desde comienzos de abril lo hicieron completamente desarmados. Y enfrente, además de tener en contra a la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana (PNB), estuvieron los colectivos. Ese temido grupo paramilitar armado por el régimen chavista que no sólo se dedicó a asesinar manifestantes, sino también irrumpió salvajemente en viviendas y residencias.
“Lo peor no eran las bombas o los perdigones, sino las emboscadas, tener que andar corriendo de las motos. La recomendación era jamás dejarse subir a las motos: te golpean en la sien para llevarte desmayado, y también en las costillas para quitarte el aire”, detalló.
Contó, asimismo, que los que eran secuestrados por la GNB y la PNB eran llevados a El Paraíso: “Allí lo que les esperaba eran torturas físicas y psicológicas”. “A algunos los han violado con puntas de fusiles; a las mujeres también las han violado”, agregó.
Para evitar correr esa suerte, aseveró: “Uno prefiere soportar el dolor a ser secuestrado”. “Por suerte no me pasó nada grave. Sólo me hirieron con una metra en la espalda”.
En los casi 90 días que permaneció en Caracas con la resistencia, el joven recibió la gratitud y profundo agradecimiento de los venezolanos que conocían su historia: “Algunos no lo podían creer. Me abrazaban, me decían ‘gracias hermano’. Me encontré también con gente que al decirle que era argentino y que había viajado para luchar con ellos se largaban a llorar”.
“Uno prefiere soportar el dolor a ser secuestrado”
Desde que Maduro instaló la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), denunciada por la oposición y gran parte de la comunidad internacional de “fraudulenta”, las calles se enfriaron en toda Venezuela. Hubo un congelamiento de las multitudinarias protestas. Sin embargo, “El argentino” enfatizó que “la lucha no se terminó”, “la población joven tiene mucha esperanza y fuerza de seguir luchando”. Aunque reconoció que “la gente más grande está desmoralizada”.
Ese sentimiento de pertenencia que le nació al ver las crudas imágenes en la televisión de las represiones se profundizó aún más al vivir en carne propia la realidad venezolana. “El argentino” está comprometido con la causa de esa población que exige un cambio y el respeto a sus derechos. Una causa que ya trascendió fronteras y que, por su complejidad, moviliza por estos días a toda la región. Por ese motivo, advirtió: “Hasta que Maduro y sus secuaces no se vayan, yo no me voy a olvidar de Venezuela”.
Fuente: Infobae