Olga Nieve Rivadeneira de Cisterna, de 83 años, (madre de la víctima) no entiende a la justicia tucumana.

Se trata del sujeto que mató al taxista Luis Alfredo Cisterna y que posteriormente fue hallado culpable. Cisterna apareció en la mañana del lunes 6 de enero de 1997 en un descampado del sur de la Capital, con 12 puñaladas en la espalda.

El remisero, de 34 años, había desaparecido en la madrugada del domingo 5 con el auto que manejaba, un Peugeot 504. Cisterna había salido a trabajar en la noche del sábado. A las 6 de la mañana del domingo se dejó de tener contacto con él: a esa hora debía devolver al automóvil.

Durante todo ese día, el dueño de la empresa, Oscar Nunín, buscó a su empleado. Recién a las 22.50 del domingo denunció la desaparición.

En la zona de Los Vázquez

Desde ese momento la Policía buscó al remisero y el auto, sin resultados. Sin embargo, a las 10 del lunes, un hombre que andaba a caballo encontró un cuerpo semitapado por pastos, en la zona de Los Vázquez al sur de esta capital. El hombre avisó a un patrullero.

El cuerpo estaba con las manos atadas, con la camisa rota y amordazado con su propia corbata. En la espalda tenía 12 puñaladas. Nunín identificó al cuerpo como de Cisterna, porque tenía la corbata que le había prestado la noche del sábado.

Según la investigación, en la madrugada del 5 de enero de 1997, José Mansilla, Alberto Tolosa y José Luis Lizárraga, ascendieron al Peugeot 504 de la víctima, a la puerta de una bailanta en la zona del parque 9 de Julio. En el camino decidieron asaltar al remisero y pese a que éste no se resistió, Tolosa lo apuñaló varias veces.

Tolosa fue condenado a prisión perpetua, mientras que Lizárraga no pudo ser acusado por tener entonces 15 años. Por su parte, Mansilla decidió escapar, convirtiéndose en prófugo de la justicia durante varios años. En 2005 fue arrestado y en marzo de 2008, finalmente fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal. Las pruebas fueron contundentes: la declaración de los comisarios Víctor Reinoso y Marcial Escobar, quienes aportaron datos importantes en el marco de la causa.

Pero el testimonio trascendente para que los magistrados dieran la máxima pena a “el Negro Yela” Mansilla, fue el del testigo ocular aquella fatídica madrugada. José Luis Lizárraga señaló al acusado como co autor del brutal crimen del remisero. El lunes, Lizárraga dijo que no podría identificar a Mansilla como el tercer hombre que subió la remis. Le bastaron pocas horas para recuperar la memoria.

Hoy, Olga Nieve Rivadeneira de Cisterna, de 83 años, (madre de la víctima) vive una nueva tortura ya que un juez analizará el pedido de libertad de Alberto “Pelusa” Tolosa. Pide por favor que no lo dejen salir.

 

 

fuente: losprimerostv

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