En el puerto usa una bandera de la marina mercante británica que no es la suya para esquivar una prohibición. Lleva el cartel “Stanley -Falklands Islands”.

La presencia ayer en el puerto de Montevideo del buque de la British Antartic Survey, Ernest Shackleton, generó la atracción de entendidos. Se trata de un buque que carga combustible y pasajeros, y que también se usa para investigación. Lo singular es que está claramente identificado como un buque que viaja “con bandera de las Islas Falkland”.

El dato lleva a pensar en la utilidad de una resolución que el Mercosur adoptó en 2011, por la cual los países miembros y Estados asociados al bloque se comprometieron “impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las islas Malvinas”.

La resolución -aún vigente- fue impulsada por el kirchnerismo en el marco de la política de endurecimiento hacia el archipiélago en materia pesquera, petrolera y de comunicaciones aéreas. Sin embargo, a lo largo de estos años, isleños y británicos se las han ingeniado para sortear la prohibición, con el aval de los distintos puertos en lo que sus barcos van o vienen desde el archipiélago.

Los británicos tienen distintas banderas de la marina mercante, incluso para sus llamados Territorios de Ultramar. La de Malvinas es azul y lleva el escudo local con la emblemática oveja en el centro. Sin embargo, como se ve en la foto que obtuvo Clarín del puerto de Montevideo, este entró al puerto con la bandera roja de la marina mercante británica. Y con el guiño de las autoridades uruguayas no tuvo problemas en el puerto vecino. Sin embargo, a los transeúntes les llamaba sumamente la atención que seguido del nombre Ernest Schackleton, el barco llevara la inscripción Stanley- Falkland Islands.

La situación es confusa. La resolución que prohíbe la bandera es precisamente parte de las conversaciones que el año pasado mantuvieron británicos y argentinos, cuando los primeros pidieron la remoción “de todos los obstáculos” que quedan pendientes para el desarrollo de las islas.

Distinta es la situación de los aviones militares británicos que aterrizan en los países vecinos. Aunque estos vuelos han sido criticados en la prensa, y generaron un intercambio de notas entre Argentina y Brasil -varios de ellos se detectaron en San Pablo-, la situación es más clara. No hay prohibición alguna sobre esos aterrizajes, habituales en Brasil, Uruguay y Chile. Y los países son soberanos a la hora de recibirlos.

Fuente: Clarín

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