A los 42 años dejó el fútbol en Cañuelas. Logró cuatro ascensos.
Como no podía ser de otra manera, en su despedida del fútbol Mariano Campodónico ofreció su especialidad: un gol, inaugurando el resultado que para que Cañuelas, su última camiseta oficial, se impusiese a Liniers 2 a 1 en la fecha final del campeonato de Primera C. Así, El Talismán o El Cabezón remató una extensa y fructífera carrera con sus picos altos en el fútbol de ascenso.
El centrodelantero nacido en Glew el 5 de abril de 1974 se formó en las inferiores de Temperley y redondeó una estadística de 630 partidos y 178 goles, resaltando sus saltos a Primera desde la B Nacional con Belgrano en dos ocasiones -2005/06 y 2010/11-, San Martín de Tucumán -2007/08- y All Boys -2009/10.
“Antes de salir a la cancha me agarró un poquito de ansiedad, se me secó la boca y en los primeros minutos me faltaba un poco el aire; no pensé que me iba a pasar algo así. Pero enseguida empecé a disfrutar el partido y me fui soltando. Vino el gol y ganamos, ¿qué más le puedo pedir al fútbol? Fueron sensaciones muy lindas desde la previa en la concentración con mis compañeros. En el partido tuve la linda sorpresa de la presencia de familiares y amigos, hasta se asoció un día soleado y agradable. Hasta tuve el honor de que Ismael Villalba me diese su cinta de capitán antes de salir la cancha. En la arenga les hablé a mis compañeros sobre lo que había sido mi carrera y les pedí que disfrutarán”, cuenta Campodónico.
Debutó en Banfield en 1994 en Primera A, categoría que también lo vio con las camisetas de Platense, Belgrano, Nueva Chicago y All Boys; jugó también en el exterior -Caracas F.C (Venezuela), Aucas, Deportivo Quito (ambos de Ecuador), Jaguares (México) y Cerro Porteño (Paraguay)-. Y sin embargo, se convirtió en un referente del ascenso. En la B Nacional gritó goles en Banfield, San Martín de San Juan, Arsenal, El Porvenir, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Ferro, Belgrano, San Martín de Tucumán, Aldosivi y All Boys; en Primera B, en Temperley; en el Federal A, en Mitre de Santiago del Estero; y en Primera C, en Talleres de Remedios de Escalada y este paso final en Cañuelas.
“Además de los cuatro ascensos, que fueron muy importantes y que me hicieron conocido, me quedo con dos recuerdos muy valiosos: haber jugado con mi hermano Pablo, en Aldosivi en 2009, fue una de las cosas más lindas, igual que haber jugado profesionalmente en Primera, que era el sueño que tenía de chico y que pude cumplir” resalta. De sus brincos desde la B Nacional rememora: “En el primero con Belgrano, veníamos de un golpe duro por perder la final con Chicago en Córdoba. Tuvimos otra chance contra Olimpo y lo sacamos adelante, ganamos 2 a 1 de local y repetimos en Bahía Blanca. Fue impresionante la vuelta a Córdoba, la cantidad de gente que nos recibió para festejar es algo no había visto nunca. En San Martín de Tucumán integré, para mi, el mejor equipo, y cuatro fechas antes ya eramos campeones”.
De su último destino dijo: “En Cañuelas encontré un club muy tranquilo y serio, con directivos que acompañan y te hacen sentir cómodo. En el plantel encontré chicos muy humildes y que además de jugar bien se la rebuscan para llevar el mango a sus casas. La mayoría se entrenaba y trabajaba; lo viví y valoré ese esfuerzo para subsistir y a la vez desarrollar su pasión”.
Fuente: Clarín