alfaro
Por Marcelo Pérez Diario Cuarto Poder / No lanzó una guerra brutal ni absurda como el jerarca ruso, pero el intendente de la Ciudad, Germán Alfaro, demostró que al igual que Vladímir Putin, poco le importa la vida de la gente. No se hace cargo de nada y siempre culpa a otro de los problemas que afectan a los vecinos de San Miguel de Tucumán. La lluvia lo puso al descubierto.

“¿Y Alfaro dónde está?”

La pregunta en Twitter de la ministra de Gobierno, Carolina Vargas Aignasse, tras la tormenta que anegó varios barrios de la provincia, principalmente de la ciudad capitalina, fue directamente al hueso del intendente Germán Alfaro, que se vio descubierto (una vez más) en su inoperancia ante la falta de soluciones concretas para los vecinos de San Miguel de Tucumán.

Barrios completamente anegados, casas inundadas, calles rotas que se transforman en verdaderos barriales intransitables, canales que se desbordan, y vecinos que lo pierden todo a causa de las lluvias. Como todos los años.

inundados
Así lucen las calles de la ciudad cada vez que llueve.

El tema es que todo se puede prevenir

No es que la naturaleza ataca de manera desprevenida, despiadada y maliciosa, como lo hace Putin en Ucrania. ¡No! Porque aquí se cuenta con datos meteorológicos, informes climáticos y cartas climatológicas que permiten saber de antemano cuándo va a llover y alertar si esas lluvias serán tormentas fuertes que podrían provocar daños e inundaciones. Sin embargo nada se hace para evitar sus consecuencias. Prefieren trabajar siempre sobre el daño producido (y a veces ni eso).

árboles caídos
El peligro de los árboles que se caen por la lluvia siempre está latente.

A través de las redes sociales, Carolina Vargas Aignasse tuiteó que “Todos los años ocurre la misma historia en la ciudad de San Miguel de Tucumán, la que duele mirar. De verdad, Germán Alfaro debe salir a asistir a los vecinos, para eso fue elegido”. “Esto que siempre hace de no aparecer, de ausentarse para no pagar costos es incumplir con sus obligaciones”, opinó la funcionaria al recalcar que “Todos los demás intendentes de la provincia están al frente. ¿Y Alfaro dónde está?”.

Peatonales
Alfaro insiste con las semipeatonales. El Centro ya parece un laberinto.

Haciendo lo que no hay que hacer

Y se puede decir que el intendente está haciendo lo que no hay que hacer: seguir gastando en el microcentro de la Ciudad, en obras que no son necesarias o que no hacen a la calidad de vida de la gente. Es más, perjudica cada vez más y gasta lo que no tiene.

Por ejemplo, el tránsito hoy en la ciudad de San Miguel de Tucumán es uno de los peores del país, donde tanto circular como estacionar resulta un verdadero dolor de cabeza. La ciudad está mal diseñada y encima achica las calles haciendo semipeatonales, sin tener en cuenta que la necesidad es mejorar y agilizar la circulación por las escuelas, universidades, bancos, sanatorios, oficinas y el entorno comercial del centro.

La zona céntrica se volvió un verdadero laberinto que puede tener horas a cualquier automovilista para atravesar 10 ó 15 cuadras, y agradeciendo que no hayan actos, marchas o protestas. Una semipeatonal sirve y embellece, pero muchas, a pocas cuadras de distancia, transforman lo bueno en un caos.

Semipeatonales por todos lados

Alfaro decidió convertir ahora la calle Laprida al 100 en otra semipeatonal, lo que seguramente terminará afectando aún más el tránsito y el humor de la gente; como a los dueños de estacionamientos que hay en esa cuadra. Además de afectar a los negocios, también se generarán caos cuando hayan manifestaciones en la plaza Independencia ya que, la calle Laprida, es la única arteria que tienen los conductores para transitar cuando hay protestas en la plaza”.

Lo peor es que todos coinciden que este tipo de obra no es prioridad para un municipio que cada vez que llueve se inunda toda, las calles quedan destrozadas, llenas de baches e intransitables por el pavimento mal hecho y los años de desidia.

canales
Los canales ya no dan más en la ciudad.

“Zanjas a cielo abierto”

Y en su afán por defenderse, Alfaron como Putin, intentó patear la pelota hacia afuera, culpar a otro de los problemas causados y victimizarse. “El gobierno provincial tiene que arreglar el Canal Norte y el Canal Sur que son una zanja a cielo abierto”, dijo Alfaro, y espetó que los canales por jurisdicción están en manos de la gestión provincial.

Además, intentó hilvanar una mentirilla para curarse en sano: “Las inundaciones no se producen por los desagües que tenemos”. Aunque sabe que los desagües están todos taponeados y sucios.

Pero la verdad lo traicionó finalmente. Reconoció que hay proyectos para solucionar los problemas en los canales, “Pero son muy costosos. Ni la provincia ni el municipio lo pueden hacer”. (¿Qué no era que los canales son jurisdicción de la provincia?) A confesión de parte, relevo de pruebas.

bolones
Los bolones en las semipeatonales ya produjeron accidentes.

El intendente que insiste en hacer las semipeatonales, colocar baldosones y bolones en las calles, para “embellecer” el microcentro, reconoce que el Canal Sur está muy dañado y que por esa situación los vecinos de la zona sur, cuando llueve, viven padeciendo inundaciones.

Alfaro gasta mal la plata del municipio, invierte en cosas superfluas y no en lo necesario. Es un mal funcionario. Gastó millones para hacer la “nueva” plaza Independencia, pero no quedó mucho mejor que la “vieja” plaza Independencia. Es más, estuvo dos años con la obra para que al final siga igual o peor. Para eso, hubiese arreglado los canales, o el Mercado del Norte.

Nada les importa a los Putin

Pero como nada le importa a Alfaro (como a Putin) y cree que podrá ser gobernador en 2023, se hace llamar el “candidato natural” de la oposición; pero lo cierto es que está muy lejos de serlo, porque no tiene la mínima empatía por sus vecinos, trabajadores y demás habitantes de la provincia.

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Los empleados municipales, ninguneados por Alfaro, protestan en las calles.

Ni siquiera está en condiciones de dar soluciones a un puñado de “trapitos” y cuidacoches que se quedarán en la calle cuando comience a operar la UTE rosarina  con el millonario negocio del cobro del estacionamiento callejero. Ni siquiera puede atender los reclamos de sus empleados de Obras Públicas Municipales y de Espacios Verdes, quienes sufren y se quejan porque ganan menos que un indigente e insisten por un salario digno. Ni puede identificar los árboles inertes que son un peligro para la comunidad y que con la mínima lluvia y el viento terminan generando desastres.

Como Putin, Alfaro juega sus cartas, niega la realidad, se esconde en su búnker y manda a otros a pelear por él. Que no se sorprenda cuando al final todo (todos) le den la espalda.

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