El martes 23 de julio fue una jornada de un frío implacable y de una constante lluvia en la ciudad de Rosario. Como ocurrió en casi todos los centros de salud públicos de la región, las guardias se mantuvieron colapsadas durante gran parte del día. Lo que nadie imaginó fue que en uno de esos hospitales un paciente moriría en la misma sala de espera, después de pasar seis horas sin que ningún médico lo atendiera.
Eran poco más de las 14:30 cuando Juan Carlos Borini, de 64 años, llegó a la guardia del Hospital Provincial del Centenario, ubicado en la calle Urquiza al 3100. Estaba abrigadísimo. Tenía puesto un gorro de lana negro, un sweater bordó y una campera azul y estaba acompañado de una mujer joven, que lo trasladaba en su silla de ruedas.
Borini se desplazaba con la ayuda de una silla, después de haberse sometido tiempo atrás a la amputación de su pierna izquierda por un cuadro de diabetes. Al llegar al hospital, pidió ayuda inmediata. Decía que tenía problemas para respirar.
Unos 15 minutos antes que él, había ingresado a la misma guardia Beatriz, quien acompañaba a su hija de 15 años, que sentía fuertes dolores en su garganta.
“Era un día horrible, de mucho frío. Y ya desde el principio había mucha gente en la sala de espera. Este hombre llegó acompañado por una chica. Apenas llegó, el hombre pedía que lo atendieran rápido porque estaba agitado. Y los pocos médicos que respondían a su reclamo le decían que estaban con urgencias inmediatas y que debería esperar”, le reveló Beatriz.
Desde las primeras horas de la tarde, las atenciones a los pacientes en la guardia del Hospital Centenario fueron registradas con cuentagotas. La cantidad de gente se incrementó, así como empezó a crecer la tensión y la impaciencia de aquellos que ya de por sí padecían un trastorno de salud no atendido.
Mientras tanto, Juan Carlos Borini, permanecía a la espera en su silla de ruedas. Con dificultades para respirar y cada vez con menos fuerzas para reclamar.
“No sé qué les pasaba a los médicos. En mi caso, era la primera vez que iba a ese hospital, yo siempre fui al Roque Sáenz Peña. Pero te puedo decir que entre las 14, cuando yo llegué, y las 17, en esas tres horas apenas atendieron a tres o cuatro personas“, se lamentó Beatriz.
De acuerdo al relato de los pacientes, los propios profesionales del Hospital Centenario parecieron poner a prueba aún más a fondo su nivel de indignación. Poco después de las cinco de la tarde, los médicos informaron que debían realizar un cambio de guardia. Y dejaron de atender.
Borini ya no se quejaba más. Todavía permanecía en su silla de ruedas.
“Nos empezamos a poner como locos todos. Nos dijeron que iban a hacer un cambio de guardia y habrán pasado otras tres horas más o menos en las que no atiendieron ni a una persona. ¡Ni a una!”, se quejó con indignación.
Fue cerca de las 20 cuando se desató el infierno en la sala de espera de la guardia. Borini parecía estar dormido desde hacía más de una hora, hasta que su postura en la silla llamó la atención de una persona que también esperaba ser atendida.
“Una señora que estaba ahí alertó a todos en voz alta y dijo que este señor estaba dormido pero que tenía el cuello torcido de una manera rara. Ahí, una persona lo fue a tocar y ahí notamos que ya estaba frío. Alguien le tomó el pulso, no tenía. Y ahí empezamos a los gritos“, describió Beatriz.
Los pacientes de la guardia empezaron a gritar de manera desaforada para que los médicos salieran de sus consultorios y lo atendieran a Borini. Fue entonces cuando otra mujer recogió su teléfono celular y dejó registrado el momento dramático en video.
“Mirá, qué vergüenza, un hospital público. Hace como tres horas que están cambiando la guardia”, se lamentaba una señora en el video.
Al cabo de unos pocos minutos, los propios médicos de la guardia fueron los que constataron la muerte de Borini.
“El paciente sufrió una descompensación en la sala de espera de la guardia, donde se constató que había sufrido un paro cardiorrespiratorio. Se le realizaron tareas de reanimación durante unos 45 minutos, pero ese procedimiento no tuvo éxito”, le dijo a Infobae Adrián Rascón, quien hasta 2017 se desempeñó como director del propio Hospital Centenario y desde entonces es el subsecretario del Tercer Nivel del Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe.
“Nosotros nos hacemos cargo de la responsabilidad que nos compete. De hecho, yase inició un sumario interno para investigar responsabilidades y determinar por qué esta persona pasó ese tiempo sin ser atendida“, afirmó.
El funcionario aseguró que Borini era un paciente cotidiano del hospital y que sufría diferentes patologías. Rascón indicó que el hombre de 64 años diabético, hipertenso, padecía adicción crónica al alcohol y además tenía amputada una de sus extremidades inferiores.
“Es cierto que en el invierno se incrementan los casos en las guardias, pero no se pueden adjudicar los problemas a la falta de personal. Para esta época del año desplegamos lo que se conoce como ‘refuerzo de alta demanda’, que es la presencia de más doctores en las guardias para atender una mayor cantidad de casos. A veces sí se puede llegar a demorar la atención por falta de espacio y falta de camas suficientes en las guardias“, describió Rascón, quien está a cargo de todos los hospitales provinciales de Santa Fe.
“Un problema que sí existe en las guardias de nuestros hospitales es la falta de un triaje; es un procedimiento en el que, apenas llega el paciente, recibe una atención primaria por un médico y recién allí se determina la gravedad y la urgencia de cada caso. En nuestros hospitales, los pacientes que llegan pasan de la recepción a la sala de espera directamente”, completó.
Ya eran las nueve de la noche cuando la situación de tensión ya era extrema en la guardia. Al malestar de los pacientes se sumó la crisis entre el personal médico. “Ahí dejaron de atender. Mi hija de 15 años estaba shockeada por todo lo que estaba viviendo. La persona que acompañaba a este señor se descompuso y también tuvo que ser atendida ahí. Por eso, agarré a mi hija y sin que nos atendieran nos fuimos a otro lugar. A ese hospital no vuelvo más”, sentenció Beatriz con indignación.
Al cabo de unas horas, se hicieron presentes representantes de la Unidad de Homicidios Culposos del Ministerio Público de la Acusación de la provincia, a cargo del doctor Walter Jurado. Luego, la causa pasaría a manos de la fiscal Valeria Piazza.
Desde la fiscalía se secuestró la historia clínica de Borini y también se ordenó la autopsia, a realizarse en el Instituto Médico Legal, donde se determinarán las causas del paro cardíaco. En tanto, también se inició una investigación sobre los dichos de algunos de los médicos, quienes afirmaban que Borini había sido atendido el día anterior y, ante la recomendación profesional de quedarse internado, el hombre de 64 años habría decidido ignorarla y regresar a su casa.
En tanto, fuentes de la investigación aseguraron que, de acuerdo al nuevo sistema procesal, no se definió una carátula de la causa hasta que se definan las imputaciones. Una vez lograda esa instancia, se determinará la calificación legal correspondiente.
A su vez, se espera que en los próximos días desde la fiscalía se cite a los médicos responsables y a los testigos en la sala de espera para iniciar el proceso de declaraciones oficiales.