El oficial cae al suelo de manera repentina, mientras dos militares se acercan rápidamente para socorrerlo.
Un soldado se desmayó durante los actos de coronación del rey Carlos III en el Castillo de Cardiff, antes de la salva real ceremonial llevada a cabo por el 104 Regimiento de Artillería Real.
En las imágenes se puede ver cómo el soldado cae al suelo de manera repentina. Mientras sus compañeros continúan con los ejercicios protocolares, dos militares se acercan para levantarlo y trasladarlo para que reciba atención médica.
Según Daily Mail, más soldados que esperaban para participar en la procesión de regreso al Palacio de Buckingham con motivo de la coronación del rey Carlos sufrieron desmayos.
Más de 4.000 soldados ceremoniales participaron en la procesión, escoltando al rey y a la reina de regreso al Palacio de Buckingham en el Gold State Coach.
Algo similar sucedió en septiembre pasado, en plena capilla ardiente de la reina Isabel II.
Un guardia real que se encontraba cerca del féretro comenzó a balancearse, se descompensó y cayó tendido sobre el piso de piedra, a pesar de los intentos de su compañero de sostenerlo sin abandonar su puesto.
De inmediato, otros guardias acudieron en su ayuda. Los espectadores que hacían cola para pasar cerca del ataúd gritaron y se alteraron, por lo que la transmisión de la ceremonia fue interrumpida durante varios minutos mientras al guardia le brindaban primeros auxilios.
Inmediatamente, el video se hizo viral en las redes sociales y surgieron los debates entre los usuarios sobre los motivos de la descompensación del guardia.
Fiesta en las calles de Londres
La fastuosa ceremonia de coronación de Carlos III y su esposa Camilla, evento inédito en el Reino Unido desde hace 70 años, comenzó el sábado en Londres, maculado antes de su inicio por la detención de varias personas que pretendían manifestarse.
El rey, de 74 años, y su esposa de 75 llegaron a la Abadía de Westminster tras una breve procesión en carroza desde el Palacio de Buckingham.
Pese a la persistente lluvia, miles de admiradores se agolparon a lo largo del recorrido para saludarlos.
En su camino, la pareja real también pasó ante las pancartas amarillas del grupo antimonárquico Republic, en las que se lee “No es mi rey”. Un grupo de estos activistas fue detenido cuando se preparaba para protestar.
Ritual milenario
Unos 2.300 invitados presenciaron la ceremonia religiosa en la Abadía de Westminster, entre ellos la primera dama estadounidense Jill Biden, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y los reyes Felipe VI y Letizia de España, además de cientos de representantes de la sociedad civil británica.
Ante sus ojos, y los de millones de telespectadores, Carlos III y Camilla entraron solemnemente, vestidos con capas ceremoniales, para ser consagrados en la cima de la monarquía británica, ocho meses después de subir al trono tras la muerte de Isabel II, que reinó durante siete décadas.
Aunque el rey quiso una ceremonia más moderna y sencilla que la de su madre, en un contexto de grave crisis por el disparado coste de la vida, se desarrolló según un pomposo ritual prácticamente inmutable desde hace mil años, único entre las monarquías europeas.
Se utilizaron tres coronas engarzadas de diamantes y piedras preciosas, varios ropajes antiguos bordados con oro que el rey vistió en distintas fases de la ceremonia, tres cetros y un par de espuelas de oro.
En un guiño a las preocupaciones modernas, el óleo que se usó en la unción es vegano, aunque consagrado como exige la tradición en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde los cristianos creen que fue enterrado Jesús.
En la parte considerada más sagrada de la ceremonia, el arzobispo de Canterbury, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, de la cual el rey es el jefe máximo, ungió las manos, el pecho y la cabeza de Carlos III y de Camila, ocultos de la vista de todos por una pantalla.
Previamente, el monarca fue presentado a los asistentes, que lo reconocieron con salvas y resonar de trompetas. Y con la mano sobre la Biblia, prestó juramento.