Jorge Alfredo Riarte, un taxista de 60 años, fue asaltado e herido por un adolescente identificado por las inicales V.R. meses atrás.
A pesar del dolor que le causó el ataque, Riarte se ha mostrado comprensivo con V.R. y ha pedido al Estado que lo ayude a rehabilitarse de su adicción a las drogas.
En una audiencia judicial, Riarte dijo: “Este chico está ahora en el lugar más bajo en el que podría estar. Debe ser terrible estar en una cárcel, pero él tiene que darse cuenta de que este es justo el momento de levantarse. Todos sabemos lo que está bien y lo que está mal; este es el momento en el que tiene que decidir qué camino tomar”.
Riarte también consideró que el Estado es responsable de la situación de V.R. y que espera que el Estado pueda ayudarlo a salir de la adicción.
El juez Federico Moeykens condenó a V.R. a dos años y tres meses de libertad vigilada. Como parte del régimen impuesto, deberá terminar la escolaridad, someterse a un tratamiento médico y psicológico, y hacer trabajo comunitario.
El caso de Riarte y V.R. es un ejemplo de cómo la compasión y el perdón pueden ayudar a construir un mundo mejor.