El ingeniero Mg Manuel Jaime ideó un sistema por el cual deja limpios los desechos de la producción citrícola, cañera y alcoholera, frigorífica e incluso los efluentes cloacales, con la posibilidad de reutilizar el líquido resultante –sin olor ni color- como fertirrigación y el sólido decantado aprovecharlo para hacer compost.
Por Manuel Rivas* Director Diario Cuarto Poder | Un mago en auxilio del medioambiente. Han pasado muchos años desde que en 2007 el ingeniero Manuel Jaime aplicó un sistema de limpieza de efluentes en una muestra que le había proporcionado una citrícola.
Como periodista del desaparecido Diario El Tribuno de Tucumán, fui testigo del éxito de esa experiencia, en la que el efluente cítrico de insoportable olor y de indefinible color, quedó tan transparente como el agua –aunque no era recomendable su consumo-.
Demostraciones y falta de interés industrial
Desde aquel momento, el inventor realizó demostraciones y ofreció ese sistema a diversas industrias sin éxito, por dos razones: la primera, son las fallas en los controles que se hacen para evitar el derrame de esos líquidos en los cursos de agua o en otros lugares.
La segunda, la negativa a realizar inversiones importantes para la solución de este problema. De ello derivan las lagunas de sacrificio o el riego con esos desechos, que no han demostrado ser la salida definitiva al problema.
La última prueba
La última prueba realizada en un organismo oficial fue en 2018 en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Famaillá, en donde se utilizó un tanque de 10 metros cúbicos, o sea 10 mil litros, con óptimos resultados en vinaza.
“En esa experiencia logramos resultados favorables en la demanda biológica de oxígeno y en la demanda química de oxígeno. También se bajó el potasio de 122 miliequivalente/litro a 19 meq/l y se puede reducir aún más. Además de tener en cuenta la baja del potasio, ahora se tiene que agregar una gran disminución en el desprendimiento del gas metano”, expresó Jaime.
Una empresa al servicio del medioambiente
Para la difusión y aplicación de su invento, Jaime conformó una sociedad anónima simplificada, denominada Servicios Ambientales SAS, en la que cumple el rol de director, mientras sus socios gerentes son María Fernanda Romano Norri, Silvina Myriam Cuño y Ariel Clementti. Desde allí impulsan convenios con municipios, como el de San Miguel de Tucumán, organismos estatales y empresas privadas.
Jaime sostiene que ha mejorado de tal manera el sistema que hay dos aspectos importantes: el económico y el ambiental.
Bajaron los costos
En el caso de lo económico, sostuvo que se bajaron los costos con algunas innovaciones que se incorporaron y que la inversión tiene directa relación con la cantidad de efluente a tratar.
En ese sentido, sostuvo que hay empresas en la provincia, que según el caudal diario del efluente se necesitarían como máximo 1.000 metros cuadrados de espacio para instalar la estructura que posibilita el tratamiento.
Un golazo ambiental
Mientras que, en lo ambiental, el solo hecho de quitarle el mal olor y el color a los efluentes, volviéndolos con una transparencia similar a la del agua potable, es un beneficio que no merece discusión.
Jaime consideró que su invento puede disminuir considerablemente la salinización de los suelos por el potasio que implica el regadío con efluentes industriales como la vinaza.
“Hemos probado este sistema con éxito y mínimas diferencias en vinaza (caña de azúcar y alcohol), cítricos, frigoríficos y efluentes cloacales. Nos falta probarlo en petróleo, minería y pasteras”, afirmó Jaime.
Falta de compromiso
“Pese a la situación ambiental actual, las industrias no muestran un compromiso por mejorar la situación y se aferran a otras variables, como el peligro de cierre, la presión sindical, la baja de dividendos, mientras que los procesos judiciales, por lo general, terminan en una sanción formal. El compromiso con el medio ambiente tiene que ser una política de Estado”, enfatizó.
Explicó que los efluentes con altos niveles de DBO y DQO que se arrojan a los cursos de agua son los que generan la mortandad de peces.
Sobre la solución de regadío con vinaza y alto contenido de potasio, sostuvo que al tercer año de aplicar ésa solución los suelos ya comienzan a mostrarse salinos, afectados en su PH, y finalmente no sirven para cultivo alguno, además de contaminar las napas.
Infraestructura mínima
“Nuestra empresa calcula los distintos caudales o sea la cantidad de efluentes que se generan en 24 horas, los tanques que se necesitarían para aplicar el sistema de limpieza y la superficie de terreno requerida. Este proceso dura sólo 5 horas y ya está listo para salir al ambiente o ser reutilizado tranquilamente en el proceso industrial”, explicó el inventor.
“Los elementos sólidos que quedan forman parte de un compostaje que puede ser comercializado como abono, porque los desechos de uno pueden ser la materia prima de otros. Se trata de un concepto de economía circular en el que los recursos naturales se cuidan para no ser agotados o perdidos”, señaló.
Los efluentes cloacales
Mientras que, en relación a los efluentes cloacales, Jaime destacó que realizaron experiencias en la provincia de Santiago del Estero y que lo más relevante es la pérdida del mal olor, por el que se quejan aquellas personas que residen en zonas cercanas a las plantas de tratamiento, en donde en realidad no se logra ese resultado.
Indicó que en las ciudades que arrojan esos desechos sin el correcto tratamiento a los cursos de agua o al mar, surgen problemas relacionados con la superpoblación de algas, la mortandad de peces por la falta de oxígeno que ello genera y la contaminación que genera enfermedades a quienes se bañan en esos lugares.
Por último, Jaime y sus socios, señalaron que la aplicación de legislaciones adecuadas, sumadas a controles y un compromiso ambiental de toda la sociedad, es lo único que nos puede ayudar a convivir con un medio ambiente saludable, que podamos legar a las presentes y a las futuras generaciones.
*Profesor de Letras e Historia, periodista y escritor