Agustina Gómez fue detenida imputada por el crimen de Orlando Ponce, pero en las últimas horas fue puesta en libertad luego de la audiencia que se desarrolló el lunes, donde en base a las pruebas reunidas durante la investigación, el fiscal de Homicidios I, Ignacio López Bustos, avaló que se reduzcan las medidas y que la mujer siga el proceso en su contra en libertad, debiendo cumplir con ciertas normas de conducta.
También se analizó que la calificación legal, que hasta el momento es por homicidio simple, podría cambiar en los próximos días por la de exceso en la legítima defensa, teniendo en cuenta que desde el primer momento la joven sostuvo que apuñaló a Ponce para defenderse de un abuso sexual.
“A través de las nuevas evidencias podría decirse que se acreditó la teoría que nosotros sosteníamos. Ponce intentó abusar de ella, estaba solo con el bóxer puesto y se le tiró encima. Había un cuchillo en una mesa cercana y Agustina reaccionó con lo que tenía a mano para defenderse”, afirmó la defensora Ileana Antoniella Bataglia.
Antes de la audiencia, la teoría fiscal sostenía que en marzo Gómez y Ponce pactaron un encuentro. Luego fueron hasta un departamento de 25 de mayo al 1.400 donde tomaron cervezas. En determinado momento, la joven, que estaba alcoholizada agredió con un cuchillo al hombre y le quitó la vida de tres puñaladas.
Cuando la Policía la primera reacción de Gómez negó haber matado a la víctima y habría intentado ocultar el arma homicida. A pesar de eso, en la audiencia en la que fue imputada, la joven contó que reaccionó ante un intento de abuso sexual y dijo que no pudo decir lo que había pasado en el momento por el shock que atravesaba, ya que cuando era chica había sufrido una experiencia traumática similar.
En esa primera audiencia, el auxiliar fiscal Lucas Maggio enumeró los elementos que tenían en cuenta para considerar que la muerte de Ponce no respondía a un caso de defensa: consideró que la joven, después del ataque, decidió bañarse y guardar toda la ropa ensangrentada en una bolsa. También trató de ocultar los cuchillos que habría utilizado para atacar a la víctima.
Cuando la imputada llamó al servicio 911 nunca dio precisiones sobre lo que había ocurrido allí. Además, el testigo declaró que la joven le había indicado que un tercero había sido el autor del homicidio.
Con el avance de la investigación, surgieron dos pruebas que sostienen la versión de la imputada. La primera fue el informe médico que detectó que Gómez había sufrido algunas lesiones recientes al momento del hecho.
La segunda evidencia fue el informe que se hizo sobre el análisis del teléfono de la imputada, así se determinó que Gómez le escribió a un joven diciéndole que “se mandó un moco”. Luego llamó a esa persona. Ese hombre y su pareja se presentaron como testigos y contaron que ese día Agustina los llamó llorando y que estaba muy nerviosa, manifestaron que la joven les dijo que Ponce “la trató como un animal” y que intentó abusar de ella, por lo que reaccionó de la peor manera.
“El ministerio Público fue muy objetivo para reconocer que estas nuevas evidencias respaldaban los dichos de Agustina. Si la calificación legal pasa a ser por exceso en la defensa, en el peor de los casos, Gómez tendría que afrontar una pena de cumplimiento condicional si llega a ser condenada”, concluyó Antoniella Bataglia.
La letrada representante de la querella, Nancy Ross, rechazó el planteo de no extender la prisión preventiva, pero la jueza Valeria Mibelli hizo lugar a la aplicación de medidas de menor intensidad que solicitaron la Fiscalía y la defensa.