El miércoles pasado, mientras un calor abrazador azotaba a la mayoría de las provincias argentinas, una escena lamentable fue registrada a través de la cámara de un celular y, a partir de su publicación en redes sociales en los días siguientes, se viralizó por su potencia.
En la fotografía se ve como una niña de Misiones, perteneciente a la comunidad mbyá guaraní, se inclina sobre el charco de una plaza para beber agua en un día que se registraron 38 grados en la ciudad de Posadas. Tomada en horas del mediodía por una periodista del portal Misiones Online mientras circulaba en su auto por la avenida Mitre, la foto circuló entre sus colegas y llegó a las redes sociales.
Miguel Ríos fue el usuario que la compartió y que logró que miles de usuarios comenzaran a manifestar su indignación por la escena que se repite entre los niños de pueblos originarios que acampan junto a sus familias en distintas plazas céntricas de Misiones. “Mientras el país se prende fuego, esta niña Guaraní se hidrata desde el suelo. Algo estamos haciendo mal como sociedad, ¿no?”, comentó en la publicación.
Desde el portal donde se publicó la fotografía comentaron que luego de que la periodista compartiera la foto con otros colegas, varias personas se organizaron para llevar botellas de agua y otros elementos a las familias que se encontraban en ese momento allí.
En respuesta a una serie de críticas que recibió tras su publicación, Ríos se defendió en otro posteo: “Yo tomé la decisión de subirla en mi Facebook para que tomen conciencia de una vez por todas, es la realidad que estamos viviendo. Creo que la mejor manera de protestar es esta, ya que los que deberían encargarse de ellos el único interés que tienen es de robar. Dejemos de tapar el sol con la mano y de una buena vez que se hagan cargo o, si no, salgamos a escracharlos!”.
Una gran cantidad de integrantes de los más de 6 mil mbyá que viven en Misiones en más de 200 aldeas sobreviven gracias a la venta de artesanías y el escaso apoyo de la Dirección de Asuntos Guaraníes. Sin embargo, al no contar con albergues cuando viajan a la ciudad, se resisten a abandonar las plazas, ya que sus ingresos ahí son más importantes que lo que conseguirían en sus pueblos.