Los habitantes de Alto El Puesto siguen aislados y los jóvenes que cursan estudios en Graneros cruzan el río Marapa desafiando las aguas, odisea que viven a diario a raíz de que el badén por que utilizaban está destruido hace tiempo y la construcción del puente está suspendida por tiempo indefinido. “Llegaron a poner las bases y luego la empresa constructora abandonó el lugar por razones que desconocemos”, comentó Luis Medina, vecino de la zona.
Esta vía los conduce hasta la ruta 308, en cercanías del casco de Graneros. La otra salida, que lleva a la ruta 38, tiene un tramo de tres kilómetros totalmente intransitable, con extensos socavones de hasta 10 metros de profundidad.
“Recién llego a Graneros. Vine por el río. Horrible. El agua me daba hasta las rodillas. A la corriente la pasé con mucho miedo, con el riesgo de perder el equilibrio y golpearme con las enormes piedras que cubre el agua”, desctibió Celeste Vera, una estudiante del nivel terciario.
Como ella, son varias las personas que enfrentan a diario este trance en el afán de llegar al municipio más cercano, donde cursan sus estudios. Hasta el martes, en la escuela 295 no se dictaron clases. Los docentes y la mayoría de los estudiantes no pueden llegar al establecimiento.
Los padres temen enviar sus hijos a estudiar ante la amenaza que representan los grandes socavones cerca de la escuela.
Al agravarse los problemas que generan en Alto El Puesto las aguas que bajan desde los cerros, y frene al peligro de que la comunidad quede sepultada por los enormes socavones, este miércoles los vecinos prevén protagonizar una manifestación en la ruta 38, a la altura de La Invernada.
Cortarán el tránsito en el lugar para exigir la urgente intervención de la Provincia en la solución al grave aislamiento que soportan desde hace casi un mes.
“Estamos aislados una vez más. Esto sucede cada vez que llueve. Uno tiene que salir como sea por entre medio de los cañaverales o el río”, expuso Sara Juárez.
“Las autoridades, cuando vienen, dicen que ya van a solucionar este inconveniente del agua que destruye caminos, fincas, casas de familias y ahora amenaza a la escuela. Pero vienen y no regresan más. Nos mienten”, expuso por su parte Pedro Medina.
Dos meses atrás los pobladores realizaron una manifestación en La Invernada. La levantaron ante la promesa que de que serían recibidos por autoridades del Ministerio del Interior. Según informaron, funcionarios de tercer nivel les prometieron el envío de maquinarias que nunca llegaron.
En Domingo Millán también es complicada la situación de varias familias que pueden perder sus casas por los socavones que abrieron las aguas que bajan de las serranías cuando llueve. Según el comisionado comunal, Carlos Castro, son 22 las familias que deben ser reubicadas.
“A los damnificados les brindarán los materiales para que puedan levantar su vivienda en inmuebles propios. A otras 15 se las ubicará en viviendas que se van a levantar frente a la cancha de fútbol de Domingo Millán”, dijo.