alperovich

A Juan María Ramos Padilla no le gusta escuchar testimonios por zoom. Con 50 años en el Poder Judicial, el juez que debe decidir si el ex gobernador José Alperovich es inocente o culpable de los delitos de abuso sexual por los que está imputado, está acostumbrado a la vieja escuela.

Le gusta tener a los testigos frente a él, en la sede de la sala de juicio oral del Tribunal Oral en lo Criminal que preside. Pero entiende que el 95% de los testigos que pasan por el juicio viven en Tucumán; y por eso en algunos casos permite que la tecnología colabore con quien no puede costearse el pasaje o tiene algún otro problema que le impide viajar.

Pero el lunes perdió la paciencia y reconvino a las partes: “les dije que sean muy cuidadosos con las personas a las que citan vía Zoom”. ¿Qué había pasado? Lo que parecía ser un testimonio más pasó a tener un cariz como mínimo extraño.

Víctor Decataldo es un empresario tucumano que en 2018 tenía interés en la política, según él mismo relató. Por eso aprovechó una invitación que le hizo un conocido y fue a una reunión organizada por el entorno de José Alperovich, quien ya armaba su equipo político para las elecciones de 2019. Allí, dijo, él tuvo participación contando algunos proyectos, y de esa manera comenzó a militar con el ex senador. Pero no solo eso.

Tiempo después comenzó una relación con Sara, la hija de Alperovich. De esa manera se convirtió en una persona muy cercana al senador.

El lunes Decataldo comenzó a declarar vía Zoom, desde Tucumán. Y luego de contar algunos detalles como los ya relatados, aseguró que mantenía una buena relación con la joven que luego denunciaría a Alperovich, y que se había convertido en una virtual jefa de campaña. Y luego de admitir que ella trabajaba muy bien comenzó a contar algunos detalles que llamaron la atención de quienes estaban en la sala.

El fiscal Sandro Abraldes comenzó a preguntarle acerca de si conocía las razones de la renuncia de la colaboradora (presentada en mayo de 2019, pocos días antes de las elecciones), a lo que él contestó que no.

Pero que luego de las elecciones “comenzaron a escucharse rumores” acerca de la posibilidad de una denuncia de la joven contra el ex gobernador. “Yo vi que Sarita estaba muy mal por lo que se decía. Y por eso decidí usar una estrategia. Por eso hoy les pido disculpas a los representantes de la querella”, llegó a decir.

¿Cuál era esa estrategia? En agosto de ese año, relató, contactó a la joven vía Instagram. Y admitió que la engañó para sacarle información sobre la denuncia. A pesar de esto llegó a afirmar que, para él, “la acusación contra Alperovich es totalmente falsa”. Fue lo último que dijo.

Es que primero el juez Ramos Padilla y luego, vehementemente, el fiscal Abraldes, decidieron que la declaración por Zoom terminaba en ese momento; y le advirtieron a Decataldo que la próxima semana debía hacerse presente en el Tribunal y prestar declaración de manera personal “so pena de ser llevado por la fuerza”.

Así, la próxima audiencia el ex colaborador de Alperovich deberá explicar, según sus palabras, por qué engañó a la denunciante y qué fin buscaba con ello.

 

 

fuente: lagaceta

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