“Los Montoneros tienen que estar presos respondiendo por ensangrentar nuestra Nación”, afirmó durante un acto en el Senado.
La vicepresidente y titular del Senado, Victoria Villarruel, encabezó este martes un acto de conmemoración de las “víctimas del terrorismo” y comunicó que impulsará -no se conoce el método para dicho objetivo- la reapertura de todas las causas que involucren crímenes cometidos por grupos civiles que, durante la década del setenta, hayan promovido la lucha política armada. “Los Montoneros tienen que estar presos respondiendo por ensangrentar nuestra Nación”, señaló la funcionaria de La Libertad Avanza, mientras que el oficialismo continúa sin encontrar una solución al escándalo por la visita de diputados a represores condenados por delitos de lesa humanidad.
El acto se llevó acabo en el Salón Azul de la cámara alta. Allí, Villarruel ratificó su posición, conocida, respecto de los acontecimientos históricos que se vivieron hace casi medio siglo en la Argentina. “Ésta ha sido la lucha más importante de mi vida”, manifestó la vicepresidenta. Y agregó: “No sería la misma persona hoy si no hubiese persistido en esta batalla tan desigual contra lo más oscuro de la maldad humana.
Según la titular de la Cámara alta, tiene que ser “la justicia la que haga lo que debió hacer hace más de 20 años”. En esa línea, destacó: “Sólo con los asesinos en las cárceles podremos, en la unidad y el deber cumplidos, poner a la Argentina de pie”.
“Argentina merece no ser un nido de impunidad, y para ello hace falta que construyamos los cimientos que derrumben la injusticia”, aseguró Villarruel. Minutos antes, lanzó: “Parecía utópico que hubiera resquicios de la luz de la verdad. En la muralla de la oscuridad pestilente que construyó el kirchnerismo sobre la década más dolorosa de nuestra historia. Era francamente peligroso denunciar los crímenes de las protegidas de Néstor y Cristina Kirchner”.
La vicepresidenta también dijo, en ese sentido, que ella y otras pocas personas fueron “unas pequeñas David frente al Goliat, que tenía todo el poder estatal para garantizarse su impunidad, reescribir nuestra historia y enriquecerse los bolsillos con el dolor de todos los argentinos”.
Tras esa frase, Villarruel aseveró: “Por eso permítanme mirar atrás con orgullo por haber desafiado la historia oficial y hacerlo en nombre de los inocentes a los que les arrancaron la vida y el recuerdo. Porque hasta de eso les quitaron el derecho, a ser recordados y amados por el resto del pueblo”.
En otro tramo de su discurso, la vicepresidenta enfatizó: “Hace más de cuatro décadas, grupos terroristas asesinaron, pusieron bombas, secuestraron, lastimaron y aterrorizaron a miles de argentinos, extranjeros, adultos y niños, peronistas, radicales, personas apolíticas, civiles, uniformados, gente pudiente y muy humilde a la que usaron de excusa para lograr la disolución nacional, la desunión entre los argentinos y que flameara un trapo rojo ajeno a nuestras costumbres tradicionales a lo que la Patria argentina es, fue y será”.
Villarruel además informó que “17.380 personas fueron salvajemente agredidas, pero aún más cruelmente olvidadas para que sus asesinos, sus victimarios vivieran tranquilos al amparo de una clase política que los protegió y les garantizó nunca pisar una cárcel pese a la sangre inocente que derramaron”.
El acto se dio en el marco del “Día Internacional de la Conmemoración a las Víctimas del Terrorismo”. “Por primera vez, el salón Azul del Senado de la Nación será escenario de una actividad que permitirá develar hechos que durante décadas una parte de la política ha querido esconder y que nos ha dejado profundas heridas a los argentinos que todavía no sanan. Se podrán ver y escuchar las consecuencias humanas de los atentados terroristas que se han perpetrado en la Argentina y en otros países”, se comunicó de manera oficial.
La jornada se inició con las estrofas del himno nacional argentino. Al término, se escuchó desde el fondo del salón el “viva la patria; ¡viva!”. Seguido a ello, se difundió un video con imágenes de víctimas de crímenes cometidos entre 1969 y 1979, que dejaron -según lo relatado- 1094 personas asesinadas, 2368 heridos y 758 secuestros.
Quien primero hizo uso de la palabra fue la directoria del observatorio de Derechos Humanos de la Cámara alta y ex diputada peronista, Claudia Rucci, hija del ex jefe de la CGT José Ignacio Rucci. La funcionaria agradeció a Villarruel y recordó que el acto va en línea con la iniciativa que desde el año de 2017 se realiza a instancias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Un crimen es un crimen, cualquiera sea el pensamiento”, reflexionó. “Las imágenes son sólo una pequeña muestra de lo que sufrimos en distintas circunstancias, épocas, lugares, pero misma metodología e intención: promover, a través del uso sistemático del terror, objetivos políticos, militares, religiosos o raciales. Eso es el terrorismo”, puntualizó.
Rucci luego recordó que a su padre “lo asesinó un grupo montonero en plena democracia” y que, cuando regresó a la escuela -tenía nueve años-, “en el auto que nos trasladaba siempre iba en el asiento de atrás, en posición fetal”. Eso se repitió durante largos meses.
“El paso del tiempo me hizo entender que eso que sentía se llamaba terror, estaba aterrorizada que otra tragedia tocara mi vida. Es es el objetivo del terrorismo, generar terror para que sus acciones nos obliguen a sentir terror. Ahí lo entendí”, remató.
Otro disertante fue Luis Czyzewsli, padre de Paola, víctima del atentado terrorista contra la AMIA, ocurrido el 18 de julio de 1994. “Una de las cosas más perfectas de la humanidad es al alfabeto. Cuando muere un padre, el hijo es un huérfano, pero no tiene para un padre cuando pierde un hijo”, explicó. “No hay forma de decir ‘tenés que hacer esto o lo otro’, cada uno lo vive a su manera, carga con esa mochila y sigue adelante como puede”, se sinceró.
Participaron del acto autoridades del Senado, legisladores y el extitular de la SIDE y flamante director de la escuela de inteligencia de dicho organismo, Juan Bautista Yoffre.